sábado, 15 de septiembre de 2012

Bodoque blindado



– No podés ejercer acá.
– Acá adónde
– Acá en la Argentina. Ser detective no es joda. Tenés que tener un permiso.
– Y a los que permiten quién les da permiso.
– Mirá Loco, o Bodoque, o como te llamés, sacá el cartelito y dedicate a carpir tomates y regar al pasto como cualquier jubilado. Si te pescamos “haciendo un caso” vas a pasar la noche en la Tercera. A menos que.
– Que.
– Que labures para nosotros.
– No te creas que tengo mucho laburo. De qué se trataría.
El milico de civil me deja un encargo largo como la historia de la injusticia. En el barrio hay un par de banditas de pibes que de vez en cuando se agarran a tiros. Chorros de poca monta. Pero parece que un ñato de la pesada en serio los quiere reclutar para armar algo más contundente. Les tiró un hueso. Se van a matar por el pedazo de carne que tenga. Los que sobrevivan serán los futuros empleados. La cana parece tener problemas para meterse en el asunto porque hay alguien de adentro que pasa el dato cada vez que quieren avanzar como para la foto. La propuesta es así: contactar al individuo de la conexión, identificarlo, seguirlo y chiflar a él (o sea al cana que vino a casa con el apriete) y a nadie más que a él. Expresamente: no entrar en ningún tipo de acción. Ojo que estos tipos no calzan menos que una uzzy. Y qué es una uzzy. Mejor que no averigües. Ya sé que es una uzzy. La pusieron de moda los israelíes en la guerra del Yon Kipur. O como se escriba. Este viejo está loco. Si tenés algo acá tenés un celular límpido como el agua del Traful. Corto y fuera.

Por donde empezar. Por el principio no se puede, porque habría que remontarse a la invasión de Roca al territorio. En fin. Voy a pegar una vuelta con la siam.


En la esquina de la canchita me encuentro a la barrita de los pumitas devenidos momentáneamente en equipo de fútbol. No saben si perdieron o ganaron. Están en el tercer tiempo. Salta el Tito, un flaquito que iba a la escuela con mi hijo.
– Salú botón, tomate una birrita.
– Si manejo no tomo. Y no soy botón.
– Sí, sos Bodoque.
– Por fin alguien que dice mi nombre sin errores. Vengo a hablar. La cosa se está poniendo peluda. Para mí que la tienen que cortar. Tomarse unas vacaciones. Qué sé yo formar una cooperativa. Los tienen en la mira.
– Eso lo sabemos de siempre. Pero ahora nos vamos para arriba.
– De eso se trata. No es el arriba que se imaginan. Es el arriba del todo. Los quieren limpiar.
– Y quién va a hacer el trabajo sucio. Nosotros somos necesarios. Además ahora tenemos un padrino como la gente.
– Vos conectame con el padrino.
– Y vos que me das.
– Una figurita de cuando Gatti atajaba en Gimnasia. Qué te voy a dar. Lo hago de puro gaucho.
La conversa quedó en ese lugar neutro. Por ahora no da para más. Me voy a la reposera a escuchar la FM local a ver como viene la cosa. A la media hora, pasan por enfrente de casa los pibes con la camiseta y los botines puestos.
– Esta noche a las 12 te vienen a visitar. Vos fijate.
Tuve todo el tiempo del mundo para prepararme. Pude haber dejado hasta el testamento. Pero no creo en esas cosas.
No vino a las 12, vino a las dos. Bajó de un BMW que parecía una nave espacial. Dejaría un socio adentro escuchando música centroamericana. El tipo parecía un secretario del ministerio de economía. Tal vez lo fuera.
– Me dijo un pajarito que quería verme.
– Sí, estoy haciendo una encuesta. ¿Cuánto vale la vida de un tipo? Por ejemplo vos.
– Más que la de un viejo choto sentado en una reposera, seguro.
– La idea es que lo que vos hacés, no lo hagas acá. El mundo es ancho y ajeno. Tomátelas para otro barrio.
– Bodoque ¿tomaste la pastilla? Me venís a amenazar así. ¿Puedo mirar la garantía?
– Garantía las pelotas. Los pibes ya tienen suficientes problemas. Si se matan entre ellos, cosa de ellos. Pero ustedes y la yuta no se metan. Tiene que ver con la ecología del sistema. Hablando de ecología.
Prendí los reflectores del patio de 500 vatios cada uno. Uzzy no tenía, pero sí una escopeta del 12 grande que le arrimé a la barriga del individuo. El tipo encandilado no sabía si ya era tarde para pelar. Pero no iba a levantar las manos. Esperaría al socio del BMW. Que cuando quiso salir se enredó con un enjambre de pibes armados hasta los dientes.
Los visitantes se fueron silbando bajito. Un par de flacos, tradicionalmente enfrentados se me arrimaron con las manos a la vista en señal pacifista. Tito dijo:
– No estaremos metiendo la pata.
– Va a ser conocido. Por lo menos ganaremos un poco de tiempo. Tenemos que hacer lo que dijimos.
– Sí, nos pegó eso de la cooperativa.
– Está de moda. Pero sobre todo aplicar el reglamento. ¿Punto uno?
– No afanar a los pobres.
– Bien. Los otros puntos siguen en discusión.
A la mañana llamé al celular putativo.
– Al tipo lo contacté. Si, no, pero se está escapando. Para mí que sospechó algo, porque me dijo que se iba de viaje. No, a otra provincia no. A la China. ¿Cómo qué China? A la China comunista, la única que hay. Sí, negocios. Hablando de negocios: no jodan más con los pibes que desde hoy se van a dedicar a lavar coches en la calle. No, se llama transición. Todos los que están en la calle saben que son de ida y vuelta. Menos los del municipio que insisten en ponerlas de una sola mano. Cambio y fuera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario